¡Y llegó enero de 2015!
A lo largo de 2014, se acentuó
la crisis económica que el GPS avizoraba para Venezuela. Muchos anuncios sobre
cualquier cantidad de “estados mayores”, porque este gobierno a pesar de estar
“presidido” por un civil es un gobierno MILITAR. Todos los problemas pretenden
ser resueltos a través de un estado mayor. Estado mayor para la escasez, estado
mayor para que llueva, estado mayor para aumentar la producción, estado mayor
para recoger la basura, estado mayor para perseguir la disidencia y a los
estudiantes, este último si ha funcionado.
En el país la producción
agrícola, pecuaria, industrial y hasta minera, ha sido reducida
significativamente; el gobierno, primero Chávez ahora Maduro, han convertido a la economía
venezolana en una economía de puertos, donde
se importa hasta petróleo. Esto sucede bajo un modelo socioeconómico
donde el Estado (realmente Estado-Gobierno) se ha convertido en productor,
importador y distribuidor, y por si algo se le escapara en controlador de
precios.
Un Gobierno controlador y
omnipresente en cualquier actividad productiva, que minimiza y quita la
posibilidad a otros sectores (nacionales y extranjeros) de actuar en procesos generadores de bienes y servicios,
no puede llegar a constituir un Estado de Bienestar. Por el contrario, han
constituido un Estado de inseguridad, necesidad, escasez, desabastecimiento,
intolerancia y desesperación.
Llegó enero de 2015, la escasez
y desabastecimiento de alimentos y medicinas han provocado la desesperación de
la población, hoy se observan largas colas y anaqueles vacíos en los
supermercados y farmacias no solo del interior del país sino también en Caracas.
A pesar de este panorama, el Gobierno no
da señales de cambiar de modelo socioeconómico. Está prisionero dentro de una
doctrina que ha fracasado en los países donde se ha aplicado.
Enero de 2015, hoy se siente un
vacío en la dirección del país. Los subalternos no toman decisiones (el jefe
está de vacaciones en Asia), la situación en la calle se torna crítica, el
barco está al garete y escorado. Urgente hay que buscar soluciones.
La búsqueda de soluciones no es
tarea fácil, pero tampoco imposible. Es la hora de la sindéresis, de actuar con
la mayor sensatez, de dejar a un lado los slogans vacuos y de encapsular a los
grupos radicales de cualquier lado.
Carlos Solórzano Ovalles
09 de enero de 2015